Cuencos Tibetanos, relajación profunda
Vivimos en un mundo de energías que se presentan ante nosotros de maneras diferentes, emitiendo también diversas vibraciones.
Todos poseemos receptores que pueden decodificarlas, algunas serán colores, otras sonidos, gustos, calor, frío etc., pero también existen vibraciones que nos atraviesan e influyen sobre nosotros.
El hombre siempre ha tratado de explicar como funciona el orden armónico del universo y ha observado que todo se da por medio de ritmos y ciclos.
Los seres humanos tenemos los ritmos cardíaco, respiratorio, digestivo que son más restringidos y las etapas del nacimiento, crecimiento, madurez y vejez que son más amplios.
Si observamos la naturaleza vemos también sus ciclos, en el crecimiento de las plantas y en el movimiento de los astros, a estos ciclos se los llama proporción áurea.
Todos poseemos receptores que pueden decodificarlas, algunas serán colores, otras sonidos, gustos, calor, frío etc., pero también existen vibraciones que nos atraviesan e influyen sobre nosotros.
El hombre siempre ha tratado de explicar como funciona el orden armónico del universo y ha observado que todo se da por medio de ritmos y ciclos.
Los seres humanos tenemos los ritmos cardíaco, respiratorio, digestivo que son más restringidos y las etapas del nacimiento, crecimiento, madurez y vejez que son más amplios.
Si observamos la naturaleza vemos también sus ciclos, en el crecimiento de las plantas y en el movimiento de los astros, a estos ciclos se los llama proporción áurea.
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